El Boyero de Berna es una raza alerta y afable. Este perro disfruta agradar y responde bien a los trabajos asignados como mascota familiar.

Características físicas

Tamaño:

  • Macho: 66 cm de altura (41-54 kg).
  • Hembra: 63 cm de altura (32-45 kg).

Pelaje:

  • Largo y grueso, de color tricolor (negro, canela y blanco).
  • Requiere cepillado frecuente para mantenerlo en óptimas condiciones.

Personalidad y temperamento

El Boyero de Berna combina su fuerza física con una disposición amistosa. Aunque es un excelente perro guardián, su instinto protector también lo convierte en un compañero leal y trabajador. Esta raza sobresale en tareas físicas y disfruta aprender nuevas habilidades, mostrando entusiasmo por complacer.

Los Boyeros necesitan entrenamiento en obediencia desde temprana edad debido a su tamaño. Su madurez, tanto física como mental, es lenta, por lo que es importante enseñarles con paciencia y evitar correcciones severas. Su carácter tranquilo y afectuoso lo hace ideal como mascota familiar, siempre y cuando reciba una socialización adecuada.

Cuidados y necesidades

Ejercicio:

  • Moderado, con al menos 20-40 minutos de actividad diaria.
  • Disfruta caminatas y actividades que impliquen trabajo físico.

Acicalamiento:

  • Cepillado diario para mantener su manto limpio y saludable.
  • Muda moderada durante todo el año, con picos intensos dos veces al año.

Convivencia:

  • Prefiere estar en casa con su familia, donde puede disfrutar de compañía humana.
  • Se lleva bien con niños y otros perros, aunque su paciencia puede variar según el individuo.

Historia de la raza

Originalmente, el Boyero de Berna era un perro multitarea en las granjas de los Alpes suizos. Realizaba labores como pastoreo, protección y transporte de mercancías, incluyendo el transporte de leche a tiendas locales.

El nombre de la raza se deriva del alemán «Berner Sennenhund», que significa «perro de montaña de Berna». En sus orígenes, se le conocía como Dürrbächler, en honor a la región donde se criaba y comercializaba.

El profesor Albert Heim desempeñó un papel crucial en la preservación de la raza a finales del siglo XIX. Mediante cruces selectivos, incluyendo el Newfoundland, logró mejorar su temperamento y tamaño, asegurando su supervivencia y popularidad actual.

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