El carlino es una raza seria, con una actitud tranquila y robusta. Aunque es fácil de cuidar, no tolera bien el calor ni los climas húmedos. Por ello, debe ser vigilado con atención para evitar golpes de calor.
Características físicas
Tamaño:
- Peso: 6 a 8 kilogramos.
- Altura: 25 a 30 cm a la cruz.
Pelaje:
- Largo: corto.
- Textura: liso y denso (manto doble).
- Colores: chabacano, beige, plateado o negro, todos con hocico y orejas oscuras.
Personalidad
El carlino es menos extrovertido que otras razas miniatura, pero mantiene un carácter encantador. Es conocido por su lema “multum in parvo”, que significa «mucho en poco», reflejando su gran personalidad en un cuerpo pequeño. Aunque puede ser algo obstinado, suele esforzarse por complacer a su familia.
La raza destaca por su comportamiento tranquilo. No son propensos a ladrar, cavar o masticar en exceso. Se llevan bien con otros perros y son lo suficientemente fuertes para convivir con niños. Además, disfrutan de la compañía humana y suelen ser cariñosos, lo que los convierte en excelentes perros de compañía.
Cuidados y necesidades
Ejercicio:
Aunque no necesitan demasiada actividad, requieren al menos 20 minutos de ejercicio diario para mantener un peso saludable y evitar la obesidad, que es un problema común en la raza.
Cuidado del pelaje y las arrugas:
El pelaje denso del carlino requiere cepillado regular para controlar la muda. Las arrugas faciales deben limpiarse con cuidado para evitar infecciones. Un paño húmedo para la cara y un guante de caucho para el pelaje suelen ser suficientes.
Salud y prevención:
El hocico corto hace que el carlino sea sensible al calor y propenso a roncar. Sus ojos prominentes necesitan cuidado para evitar lesiones y deben mantenerse humectados. Con la atención adecuada, suelen vivir entre 12 y 15 años.
Historia de la raza
El carlino, aunque asociado con Holanda, tiene su origen en China, donde probablemente fue criado a partir de tipos de mastines pequeños. Estos perros fueron llevados a Europa por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. En 1572, un carlino salvó al príncipe Guillermo de Orange al alertarlo de un ataque de soldados españoles, estableciendo su conexión con la realeza holandesa.
La raza también estuvo vinculada a figuras históricas como Josefina Bonaparte, quien tenía un carlino como mascota, y la familia Windsor, que también los adoptó como compañeros reales. Durante la era victoriana, los carlinos se convirtieron en un símbolo de moda y fueron representados en numerosas obras de arte.
El nombre «Pug», derivado del latín pugunus (que significa «puño»), podría describir su cara redonda y compacta. A pesar de esta conexión, su temperamento no refleja el de un perro guardián. Su propósito principal siempre ha sido ser un compañero leal y cariñoso.
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